En Estados Unidos, la cuna de la Medicina Osteopática, hay dos escuelas de medicina diferenciadas, los M.D. (Doctores en Medicina) y los D.O. (Doctores en Osteopatía) ambos tienen las mismas competencias, pueden ser especialistas (pediatría, ginecología, traumatología…) recetan fármacos y practican cirugía, pero los Médicos Osteópatas tienen una visión holística y global de la persona, añadiendo al tratamiento médico convencional los principios de integración de las diferentes estructuras y sistemas corporales.
Los primeros son los doctores con los que te topas habitualmente cada vez que tienes un resfriado o unas anginas. Los segundos son aquellos que han integrado la osteopatía en su forma de tratar a los pacientes. Para ello, tienen que estudiar una especialidad de entre 3000 y 5000 horas más allá de la carrera (que dura la friolera de seis años) con su correspondiente MIR y su residencia.
Estos estudios adicionales son imprescindibles para los médicos osteópatas ya que deben hacerse expertos en las diferentes técnicas de medicina manual y en el conjunto del sistema musculoesquelético del organismo humano. Como curiosidad, es fundamental que estos osteópatas tengan una sensibilidad especial en el tacto para detectar la anatomía viva del paciente. Con esto me refiero a la textura de los tejidos, al flujo de los líquidos orgánicos, etc.
Además, como acabo de decir, un doctor osteópata puede estar especializado en cualquier rama de la medicina. Es cierto que la mayoría, por razones obvias, son traumatólogos, pero lo cierto es que muchos también se especializan en cirugía cardiovascular o neurológica e incluso, en psiquiatría o geriatría.
Concreticemos; Puede que te parezca una tontería, pero en EEUU, cuna de la osteopatía, existen médicos alópatas y médicos osteópatas. Este dato podría no ser relevante, pero de fondo se puede entre leer mucha información. Un osteópata no es un chaman, no es un pseudo médico, no es un curandero… la osteopatía no es una pseudo medicina ni pseudo ciencia ni está al margen de la ciencia médica. Ni es una técnica, ni está dentro de otras disciplinas ni se aprende en 1 año ni en dos ni en tres ni en cuatro.
Que en España existan ciertos intereses, se haya legislado de cierta manera o tardemos más que la mayoría de países que nos rodean en dar forma y cabida a la medicina osteopática no justifica nada. Eso es simplemente burocracia. Yo entiendo perfectamente que tú lector o lectora desconozcas la osteopatía, pues yo también la desconocía hace no tantos años. Pero me resulta de verdad incomprensible que un médico, y además traumatólogo o rehabilitador no sepa lo que es. Simplemente es inaceptable pues como ya he dicho, en España no existe por problemas burocráticos, de leyes y de intereses. Pero es una medicina de pleno derecho en países como EEUU, Reino unido y una larga lista. Y no es una disciplina nueva ni de nueva creación. Lleva ya unos cuantos años de recorrido.
Un poco de historia sobre la osteopatía
En 1917, Littlejohn abre en Inglaterra la primera universidad de osteopatía. En este momento en Europa se produce una clara separación entre la medicina llamada convencional y la osteopatía. Los osteópatas europeos se forman específicamente para resolver los problemas biomecánicos, estructurales y funcionales, con el abanico de técnicas manuales del que dispone el osteópata, dejando a un lado la farmacología y la cirugía.
De aquí se podría resumir que al osteópata no le hace las técnicas que emplee. Puedes ser neurocirujano y osteópata, fisioterapeuta y osteópata o podólogo y psicólogo osteópata, o ser osteópata sin más. Al osteópata le define el enfoque. Cómo contempla la salud y la pérdida de la misma. Y usará los conocimientos y técnicas que disponga para devolver la «normalidad».
¡Muchas veces lo que confunde es que diferentes profesionales podemos tratar las mismas patologías!
El paciente es el mismo, y la patología que tiene también es la misma para los diferentes profesionales, lo que sí cambia es el enfoque con el que se mira. Un paciente con epicondilitis puede ser tratado por un médico de familia, por un médico rehabilitador, por un médico de medicina del deporte, por un médico traumatólogo, por un fisioterapeuta, por un quiropráctico o por un osteópata.
Y el enfoque será diferente en todos ellos. Por tanto, el abordaje terapéutico será diferente
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Tipos de osteopatía
Como hemos hablado la osteopatía es una, y no depende tanto de las técnicas a utilizar como de lo que se intenta conseguir con las mismas. Ahora bien, como cuando se habla de la osteopatía salen muchos nombres que pueden llevar a confusión vamos a intentar explicar lo que se quiere decir con ellos.
Vamos a definir las diferentes ramas de la osteopatía, osteopatía estructural, osteopatía visceral y osteopatía craneal. Veremos algunas especialidades dentro de la osteopatía como la osteopatía infantil o pediátrica y la osteopatía gestacional y términos como osteopatía de pubis…
Voy a ser lo más claro y simple que pueda para simplificar y no confundir al lector.
Osteopatía Estructural
Según hemos dicho el osteópata intenta devolver la movilidad de los diferentes tejidos, pues cuando estos tejidos pertenecen al sistema locomotor se habla de osteopatía estructural.
Articulaciones, músculos, ligamentos, tendones, nervios… es decir, todo lo que no sean órganos, vísceras, cráneo y sistema nervioso central (aquí se engloban todas las partes del cuerpo, pies, piernas, pelvis, espalda, hombros, codos, muñeca, cuello…). Se buscan las anomalías mecánicas y con diferentes maniobras se devuelve la normalidad.
Para que os hagáis una idea y para poder enriquecer vuestra idea mental voy a contar un caso práctico de un primo mío al que traté hace ya unos 15 años. He de decir que mi primo viene de una familia de médicos, mi tío un gran médico especialista, y dos de sus hermanas médicos también. Se hizo un esguince grado 2 (importancia del esguince ya considerable) de un tobillo y un año y medio después seguía con el tobillo inflamado, engrosado y con dolor a la actividad, lo que le impedía toda práctica deportiva. Lo curioso es que con tres médicos en la familia y con el conocimiento de qué hacer y a quién derivar, mi primo seguía con su diagnóstico estático del tobillo basado en radiografías y resonancias. Hasta el momento nadie le había tocado el pie, ni el tobillo, ni la pierna ni la pelvis… Para que lo entendáis, hacer un diagnóstico de un tobillo sin tocarlo es tan difícil como que yo os pida que me deis una valoración de una comida por una foto de Facebook. Podréis ver si tiene buena pinta, si está bien presentada pero… ¿se entiende verdad? En las pruebas de imagen se aprecian muchísimas cosas pero a nivel funcional ninguna de ellas sustituye a lo que te aporta una palpación. En este caso en concreto lo que parecía una lesión compleja por su cronicidad y síntomas bastó con un par de sesiones para resolver el asunto. El esguince que se hizo en un primer momento iba asociado a un pequeño “bloqueo” de un huesecillo que se llama astrágalo, que se había quedado mal posicionado en su espacio anatómico. El tratamiento inicial tras el esguince fue una inmovilización inespecífica del tobillo, lo cual permitió la regeneración del ligamento dañado pero esta misma inmovilización, provocó como efecto no deseado la fijación de esta lesión articular. Al no mover correctamente el tobillo el cuerpo se fue adaptando a esta “malposición” articular y fue generando pequeños cambios en el resto de la pierna, hasta llegar a la pelvis. Al ir localizando las pequeñas disfunciones que fueron surgiendo y corrigiéndolas y rompiendo la fijación que el cuerpo había creado fue de relativa facilidad eliminar el bloqueo articular. Lo que paulatinamente hizo mejorar la movilidad y la circulación local del tobillo, devolviendo a este a su situación original.
Osteopatía visceral
Cuando se pretende corregir los problemas relativos a las vísceras y su correcta relación con su entorno hablamos de osteopatía visceral.
Mediante una palpación abdominal estudiamos el movimiento visceral, y si hay adherencias, restricciones o puntos de tensión; estos pueden modificar el correcto funcionamiento de los órganos y vísceras y originar multitud de síntomas y desembocar en diferentes patologías y dolencias.
Esta técnica se basa en que todas las vísceras tienen un movimiento necesario para funcionar correctamente. Si un órgano pierde esta movilidad debido a múltiples causas como cirugías, adherencias, tensiones estructurales, etc. comenzará a alterar la funcionalidad de éste y, si la situación es mantenida, terminará afectando al tejido y desarrollando una patología.
Una paciente a la que guardo mucho cariño vino hace un par de años a la consulta aquejada de dolor cervical y cefaleas esporádicas. Es una chica joven, farmacéutica. Al preguntarle por su historia de dolores y lesiones me dijo que llevaba casi 10 años con molestias continuas abdominales, la tripa hinchada de forma casi permanente, diarreas esporádicas y fuertes dolores punzantes en el abdomen que no asociaba a nada que hiciera o dejara de hacer. Obviamente en estos 10 años había consultado a multitud de especialistas. Tras multitud de pruebas, lo único aparente de que se le había diagnosticado era de gastritis crónica y un posible colon irritable.
Aunque ella venía para solucionar sus problemas cervicales seguí la misma dinámica que con cualquier otro paciente, es decir, una exploración global de la persona. A nivel estructural, visceral y craneal, preguntando y realizando todas las pruebas que mi conocimiento me permite. De primeras le dije que el cuadro de inflamación abdominal y las diarreas me hacía pensar en algún tipo de intolerancia alimentaria, cosa que ella negó pues le habían realizado los test oportunos y no daban positivo ni a gluten ni a lactosa que es lo primero que pensó el especialista en digestivo. Su diafragma no se movía todo lo bien que debería y a la palpación abdominal, sin tener nada considerado patológico, llamaba la atención por ser dolorosa en prácticamente todos sus puntos. El tejido que rodeaba el estómago estaba especialmente irritado con un estómago en una posición más elevado de lo normal. Aparentemente y sin poder darle un diagnóstico porque la ley me lo impide pensé que entre otras muchas cosas tenía una hernia de hiato. El tacto de todo su tejido era edematoso, infiltrado, como si no fuera capaz de drenar bien los fluidos. Al preguntarle por su alimentación, ésta era mejor que la de la mayoría de las personas, lo que dejaba poco margen de mejora. Si algo me ha enseñado los años de práctica es a ser humilde y hay una máxima que suelo repetirme: “lo que es difícil, es difícil para todos”. Y no se puede pretender atacar un problema global con un parche. En este caso no voy a entrar en las implicaciones emocionales pero, como he dicho siempre, las hay. Mi objetivo era realizar un abordaje global, desde el principio tenía clara la relación que había entre el “problema” del estómago y sus dolores cervicales y de cabeza. Y también tenía clara la relación entre la alimentación y sus problemas digestivos. El diafragma, su zona torácica y otras muchas estructuras estaban dando forma al resto de múltiples problemas que presentaba. Como ya os podéis imaginar, si todo lo que os he comentado aquí está de una manera u otra interrelacionado, si yo hubiera atacado de forma aislada el cuello, hubiera mejorado ligeramente unos días o semanas y rápidamente hubiera vuelto a su situación de dolor. De la misma manera los tratamientos que estaba siguiendo para sus dolores abdominales nunca llegaban a buen término.
No voy a decir que fuera fácil, pero el abordaje sí que fue muy sencillo. Le propuse realizar una alimentación baja en tóxicos durante un mínimo de 3 meses. Comencé a trabajar sobre las lesiones más obvias y objetivas y poco a poco fueron saliendo las otras no tan aparentes. Devolví la movilidad al diafragma, poco a poco ayudé a restablecer la normalidad del tejido abdominal y le devolví al estómago su posicionamiento y movilidad natural. A partir del primer mes desaparecieron los dolores cervicales y los dolores de cabeza se redujeron drásticamente. Bajó la inflamación abdominal, perdió peso, se fue regulando su sistema digestivo y por primera vez en 10 años fueron desapareciendo los dolores agudos abdominales.
He querido compartir con vosotros este caso porque creo que es bastante representativo de cómo trabajamos y la visión que tenemos de la enfermedad.
Osteopatía Craneal
Cuando hablamos de la osteopatía craneal nos referimos al estudio y tratamiento de la movilidad de los huesos del cráneo, las suturas craneales y su relación con el movimiento sacro. Técnicas de elección en niños, en patologías de la esfera craneal y en patologías con contenido emocional. Puesto que innumerables amigos médicos me siguen negando la existencia de estos movimientos, me he tomado la libertad de escribir en Google los términos pubmed y movilidad huesos del cráneo. Y aquí os adjunto el primer enlace que me ha aparecido: https://www.ucam.edu/sites/default/files/revista-fisio/revisitafisio-dic2k11_23-33.pdf. He de remarcar que hay cientos de investigaciones que avalan esta teoría. Sinceramente he cogido esta por pura vaguería. Y para mis amigos médicos les diré que no me ha llevado más de 30 segundos, así que ale ale, si hacéis el favor no volváis a decirme que eso son cosas de brujería.
La Osteopatía craneal o terapia craneo-sacral basa su tratamiento en restablecer dos fenómenos fisiológicos, el movimiento presente en las suturas del cráneo y un impulso rítmico en el interior del cráneo que es diferente a cualquier otra pulsación conocida. Se restablece el equilibrio fascial y la expresión cinética de todas las estructuras del cuerpo humano.
Y el movimiento sacro, aborda patologías de la esfera craneal y en especial trabaja el contenido psicoemocional que toda patología conlleva.
Actuando a la vez sobre el componente físico y emocional, impulsamos la fuerza curativa innata del individuo.
Es una técnica de elección en niños y pacientes con elevada carga emocional.
Es muy sorprendente cómo con maniobras casi imperceptibles es posible actuar de forma tan profunda en el organismo.
En este apartado quiero contar un caso que para mí fue un antes y un después en la práctica de la terapia craneal. Esta terapia debido a su complejidad, necesidad de concentración, requerimiento de un tacto especialmente fino y trabajado y el hecho de incidir sobre la esfera emocional y las respuestas que el paciente puede tener, en muchos osteópatas su práctica diré que no es del todo “cómoda” de primeras.
Pues bien, hace ya muchos años fui a un domicilio por petición de un hombre para tratar a su madre, que hacía poco había sufrido un infarto cerebral, que le había paralizado una mitad de su cuerpo. Era una mujer de 72 años divorciada hacía 2 o 3 años que vivía sola con una mujer que la cuidaba. En la primera sesión, tras la historia inicial me quedé en la superficie de sus problemas, enfocando todo el cuadro a su reciente ictus y consiguientes consecuencias. El trabajo era muy mecánico basado en dar movilidad a las articulaciones afectadas. Tras la segunda sesión, y con más confianza por parte de la mujer, me contó que sufrió malos tratos. Desde el día siguiente de su boda con 26 años hasta que se divorció. Y otros muchos sucesos que hicieron que su vida no fuera nada fácil.
Pues bien, os contaré porqué me sorprendió tanto la respuesta de esta paciente ante la terapia craneal. Muchos pacientes saben que al realizarles la terapia craneal pueden experimentar cambios emocionales y anímicos. Puede aparecer alegría, tristeza, surgir recuerdos de situaciones pasadas, aflorar emociones enterradas y un sinfín de cambios de esta índole. Siempre que realizo esta terapia, hablo de estos posibles cambios para que no les coja de improviso lo cual ya podría predisponer al paciente a sufrir todos estos cambios.
La paciente de la que os estoy hablando no sabía qué era un osteópata, ni muchos menos la terapia craneal. Al final de la segunda sesión y tras contarme la vida tan dura que había tenido le dije que se tumbara en la cama, y dediqué 20 minutos a realizar una terapia craneal sin hablarle de lo que iba a hacer ni las reacciones que podía tener. Se quedó profundamente dormida, terminé el tratamiento, me despedí de la chica que la cuidaba y me fui. A las 4 horas me llamó su cuidadora preguntándome si le había dado algún fármaco a la señora pues tras 4 horas de estar dormida se despertó pletórica, con un ataque de risa que no cedía y provocó que se orinara encima en varias ocasiones. Tras hablar con ella, a las 2 horas me llamó su hijo preguntándome lo mismo pues 2 horas después su madre seguía en la misma situación.
Lo que más me sorprendió, aunque entiendo que este relato pueda sonar a ficción o a película de risa, es cuando me contó que llevaba más de 40 años con un insomnio profundo sin ser capaz de dormir más de 3 horas seguidas y que jamás había sido capaz de dormir durante el día. Y más sorprendente aún, ¡nunca nunca desde los 26 años había sido capaz de reír!
Osteopatia infantil
Debido a la gran demanda de trabajo con neonatos y con niños de todas las edades, se fueron desarrollando especializaciones en osteopatía infantil o pediátrica. En parte por la particularidad tanto anatómica como funcional y por las patologías específicas de este grupo de edad, y en parte por la peculiaridad y adaptación de las diferentes técnicas osteopáticas a emplear.
El último caso que quiero compartir con vosotros es el de una niña hija de unos amigos. A los pocos días de nacer comenzó a llorar de forma casi continua, especialmente por la noche, toda la noche, toda es toda y todos los días. Era un lloro desgarrador, como si algo le estuviera doliendo o como si algo no fuera bien. Fueron a urgencias en múltiples ocasiones y tras evaluar a la bebé el diagnóstico siempre era el mismo. La niña está bien, no encontramos nada… serán “cólicos del lactante” paciencia que poco a poco irán desapareciendo. Tenemos un amigo en común que es pediatra al cual consultaban de forma frecuente tras su desesperación. Las herramientas de la medicina alopática cuando no hay una enfermedad aparente, y nos encontramos en el terreno funcional, son muy limitadas. En un mes y medio le realizaron un par de ecografías y varias pruebas para descartar otras patologías.
Debido a la difícil situación familiar no nos presentaron a la niña hasta el mes y medio largo de nacer. Por defecto, yo nunca suelo ofrecerme a tratar a nadie salvo que me pidan ayuda o consejo, pero cuando quedamos y al ver la situación en la que se encontraban, les dije que el tratamiento osteopático podía ser útil en el caso de su hija. Pues bien, a los 10 días me llamaron agobiados diciendo que ya no podían más, que la noche anterior la niña había estado llorando desconsolada desde las ocho de la noche hasta las siete de la mañana. Les di cita para el mismo día. Tras evaluar a la niña, dediqué apenas veinte minutos a descomprimir el occipital, normalizar las tensiones del estómago y diafragma y regular algo que llamamos movimiento respiratorio primario. Y quedé en volver a verlos en 10 días.
Tras mi sorpresa, a la mañana siguiente me llamaron diciendo que no se lo podían creer. La niña había pasado por primera vez una noche entera sin llorar. Y a los 5 días de la sesión era “otra niña”, ya no estaba enfadada, dormía, comía y se mostraba tranquila la mayor parte del tiempo. Habían dejado de tener un bebe cabreado con el mundo, a disfrutar de una niña con los problemas aparentes de un bebé de esa edad. Tras la revisión a los 10 días le di el alta y no volvió a tener ningún episodio parecido.
Osteopatia gestacional
Es la especialización en la evaluación y el tratamiento de la mujer embarazada. Teniendo en consideración los cambios fisiológicos que experimenta y las patologías específicas en esta condición.
En mi trayectoria profesional, y debido a que tengo madre y tía matronas, he podido ayudar a cientos de mujeres embarazadas con problemas de toda índole, los cuales, en la mayoría de los casos, les decían que debían asumirlos como proceso normal del embarazo. Desde pubalgias, ciáticas, piernas y pies hinchados, dolor de pechos, hemorroides, ardores, náuseas, síndrome de túnel carpiano y otras muchas alteraciones que pueden aparecer en esta etapa de la vida.
La premisa es la misma para todas las personas, buscar aquellas zonas donde el cuerpo no ha sido capaz de adaptarse y ayudarle a conseguir esta adaptación. Dejando que el sistema recupere por sí mismo la normalidad.
De manera breve, quiero explicar el término osteopatía de pubis. Pues al compartir la misma palabra, suele llevar a confusión a la mayoría de las personas. Y así me permite explicar el significado del término osteopatía.
Osteopatía de pubis
Para definir otros términos como “osteopatía de pubis” y demás, antes hay que reseñar que existe una diferencia etimológica de la palabra osteopatía.
La palabra osteopatía procede del griego osteo (hueso) y patía, de pathos, que significa enfermedad. Por tanto, la definición de osteopatía según el diccionario seria “enfermedad de los huesos”.
Esta acepción nada tiene que ver con la “medicina osteopática”.
Ciertos autores proponen diferentes significados a lo que significaba, pero yo me quedo con uno que refiere del inglés osteo/path y osteo/pathy. “Osteo” refiriéndose al interior y “path” que significa camino.
Por tanto, vendría a significar el camino hacia el interior o el camino del interior.
Aquí vemos que el término «osteopatía de pubis» es un nombre de una patología que, aunque es tratada con gran eficacia por los osteópatas, en sí misma y teniendo el mismo nombre, éste viene dado por su etimología de patología ósea y nada tiene que ver con la otra osteopatía.
¡Menudo follón!
Ya que estamos, aprovecho esta patología, para dar una pequeña pincelada de cómo podría ser un tratamiento osteopático en este caso.
Según wikipedia, la osteopatía de pubis se define como La pubalgia, pubalgia atlética, hernia del deportista o hernia del deporte, ingle de Gilmore o dolor de ingle, el dolor del pubis.
El término recubre varios procesos patológicos diferentes que se localizan al nivel del pubis.
El osteópata intentará determinar qué procesos patológicos se han llevado a cabo en el paciente para generar una inflamación a este nivel. Siendo en cada paciente orígenes diferentes. La llamada osteopatía de pubis, entesitis púbica o pubalgia se abordará de tantas formas diferentes como pacientes que la tengan. En unos casos el centro de atención irá a corregir desequilibrios musculares, en otros corregir la pisada y en otros, aunque pueda parecer raro, en mejorar la oclusión dental. O nada que ver con lo anterior, aquí se ve la magia de la osteopatía. Como en cualquier otra patología, tendremos que ahondar en el terreno emocional y en su posible implicación visceral. Que, haciendo un inciso, por si la explicación de antes de las diferentes ramas de la osteopatía pudiera dar pie a pensar que son independientes unas de otras…aclaro que siempre están interrelacionadas. Y un buen osteópata debería dominar las tres ramas y hacer un abordaje integral del paciente, teniendo siempre presente la integración de estas estructuras.