La vejez determina algunos cambios físicos y psicológicos en las personas, todas aquellas disfunciones que hemos ido generando a lo largo de nuestra vida y nos hemos ido adaptando a ellas, se ponen más de manifiesto ahora, por lo que es muy común que se presenten con más regularidad diversas enfermedades como las crónico-degenerativas del tipo de reumatismo, artritis y artrosis. Son diferentes estados de un mismo problema. La que más vemos en consulta es la artrosis.
La artrosis es una patología crónica y degenerativa de las articulaciones. Se caracteriza por la degeneración del cartílago articular. El efecto de la artrosis es la pérdida de movilidad en las articulaciones. Afecta especialmente a las articulaciones de carga y de máxima actividad (rodillas, caderas, región lumbar, cervical y manos). En los hombros, codos, muñecas y tobillos suele ir precedida de traumatismo o enfermedad asociada.
La incidencia de la enfermedad va aumentando con la edad y es mucho más frecuente en mujeres que en hombres.
Causas de la artrosis
- Sobreuso articular por microtraumatismos de repetición, posturas inadecuadas, sobrepeso o trabajo excesivo.
- Enfermedades articulares previas.
- Reumatismos inflamatorios.
- Fracturas intraarticulares.
- Nutrición deficiente.
- Tensión emocional continua.
¿Cómo se manifiesta?
Dolor al comienzo del movimiento tras el reposo, limitación de la movilidad, ruidos articulares y deformaciones en procesos muy avanzados.
- Dolor que aumenta con la actividad y disminuye con reposo.
- Limitaciones articulares y rigidez.
- Alteraciones musculares, contractura, atrofia, fibrosis.
- Deformación articular.
Tras un cierto tiempo en movimiento la articulación se calienta y las molestias disminuyen, pero vuelven a aparecer cuando se prolonga el movimiento y se carga de nuevo la articulación.
¿Cómo actúa la osteopatía?
Restablecemos la mecánica corporal eliminando los bloqueos y tensiones que afectan a la articulación. De esta manera favorecemos el riego sanguíneo local y mejoramos la nutrición y oxigenación articular y de tejidos periféricos (músculos, fascias, tejido conectivo…). En definitiva, estimulamos la movilidad articular y frenamos el avance de la enfermedad.