El Pádel lo practican personas de casi todas las edades, por ser un deporte que podemos ejercer sin necesidad de adquirir demasiada técnica. El tipo de lesiones que veremos habrá que diferenciarlo entre patologías de profesionales y no profesionales.
Las lesiones más frecuentes las veremos en el hombro y en la rodilla. La causa principal: el sobreesfuerzo y los traumatismos.
Veremos las siguientes patologías:
- Tendinitis: provocada por movimientos repetitivos, en el manguito de los rotadores del hombro, epicondilitis o codo de tenista. En la muñeca, rodilla o tendinitis aquilea (en el tendón de Aquiles).
- Esguinces de rodilla: los movimientos explosivos y cambios rápidos de dirección a veces producen giros bruscos en la rodilla, dañando los ligamentos que dan estabilidad a la articulación. Los síntomas son el dolor, la hinchazón y la disminución del movimiento.
- Luxación de hombro: es la salida de la cabeza del húmero de su cavidad articular en el hombro. El hueso puede salirse y volver rápidamente a su posición original. El dolor es agudo y no es posible mover el brazo.
- Condromalacia rotuliana: provocada por la fricción continua entre la rótula y el fémur. Genera un desgaste del cartílago posterior de la rótula.
- Fascitis plantar: tensión e inflamación del tejido de la planta del pie, desde los dedos hasta el talón. Provoca dolor agudo en la planta y talón, posterior a la actividad y con los primeros pasos de la mañana. Va asociado a múltiples alteraciones mecánicas del miembro inferior.
- Distensiones y desgarros: son las lesiones musculares más frecuentes en la práctica del pádel. Van desde pequeñas roturas de fibras a roturas parciales y totales. Suelen producirse al comienzo del juego por un calentamiento insuficiente o al final del partido por fatiga muscular. Son lesiones muy dolorosas y sin tratamiento adecuado pueden degenerar en varias lesiones adaptativas.
- El dolor de espalda: : muy común en el jugador de Pádel. Los movimientos repetitivos y explosivos provocan violentas contracciones musculares, lo que causa sobrecargas, inflamaciones y desequilibrios musculares. Las posturas de recepción de la bola y los remates altos acentúan las curvaturas fisiológicas de la columna, provocando lumbalgias y dorsalgias frecuentes.