Se le llama esguince de tobillo a una torcedura anormal que puede dañar o desgarrar los ligamentos que mantienen unidos a los huesos de esta zona. Son tejidos fuertes que mantienen sujetas a las articulaciones y, en el caso del tobillo, ayudan a dirigir el movimiento del pie.
La mayoría de las lesiones ocurren en el lado lateral externo y puede producir un dolor agudo y punzante que evita que quien lo padezca pueda realizar acciones rutinarias tales como caminar, correr, levantarse, sentarse, subir y bajar escaleras, etc. En algunos casos el desgarro del esguince es tan grave que el paciente necesita una intervención quirúrgica.
Para poder tratar un esguince de tobillo, tendremos que examinar y determinar el estado de los ligamentos para poder dar un tratamiento adecuado. Muchas veces solo se necesita reposo y aplicaciones de frío, no obstante siembre es recomendable ir a un especialista, sin importar el grado de dolor que se sienta; esto se debe a que muchas veces la gente no puede identificar la gravedad de su lesión y pueden estar peor de lo que creen.
¿Cuándo debes ir al médico?
Una persona debe realizar una consulta médica cuando sienta que caminar es una tarea imposible debido al dolor. Como se dijo anteriormente, lo más recomendable es ir a un especialista apenas se origine la lesión, ya que no se sabe con seguridad el estado los ligamentos. Normalmente, un dolor más intenso significa un daño más extenso, la persona puede tener roto el hueso del tobillo o sufrir de un desgarrado del ligamento. Estos son los síntomas más comunes al tener un esguince de tobillo:
- Dolor intenso al apoyar o mover el tobillo lesionado.
- Sensibilidad extrema a la presión o temperatura.
- Hematomas productos por el desgarro del ligamento o ligamentos.
- Hinchazón y enrojecimiento en la zona afectada.
- Movilidad inestable en el tobillo afectado.
- Escuchar o sentir el desgarramiento de los ligamentos cuando se produce la lesión.
Se puede clasificar la gravedad de la lesión en grado 1, grado 2 y grado 3; en donde el primero supone una herida leve que puede curarse con facilidad y el último un esguince que puede necesitar de una intervención quirúrgica para sanarla.
- Grado 1
Es una torcedura de los ligamentos en donde los síntomas son mínimos, es decir, la hinchazón es leve, el dolor no es incapacitante y puede curarse en menos de 3 semanas.
- Grado 2
El esguince produce una ruptura parcial de los tejidos del tobillo, hinchándose inmediatamente después de haber ocurrido la lesión. Los hematomas, enrojecimiento e hinchazón se hacen más notables y los dolores más agudos. La media de resolución del esguince con tratamiento médico habitual es de 3 a 6 semanas.
- Grado 3
Es cuando hay una rotura completa de los ligamentos del tobillo, casi siempre se necesita de una cirugía para poder corregirla. La recuperación total puede tardar unas 8 semanas o más. Antes de volver a las actividades físicas diarias, se debe verificar que los ligamentos estén debidamente cicatrizados.
Causas comunes para el desgarro de los ligamentos del tobillo
Existen múltiples causas por las cuales una persona puede sufrir un esguince de tobillo; los deportistas, principalmente corredores, futbolistas y jugadores de baloncesto son los más propensos a tener esta lesión debido al estiramiento constante de los ligamentos de tobillo cuando corren, saltan, realizan una mala pisada o un mal movimiento, cambian de dirección y velocidad repentinamente, etc. Estos tejidos son resistentes pero son muy propensos a torceduras y desgarros. Otras causas de origen son:
- Una caída mal hecha, la persona puede estar saltando, pero un mal movimiento al aterrizar puede darle una tensión muy fuerte al tobillo, logrando dañar el tejido.
- Una superficie irregular puede causar una lesión, sobre todo cuando se está corriendo.
- Pisar un hueco, doblarse pie al subir una escalera o al usar tacones muy altos, un golpe contundente en el tobillo mientras hace ejercicio, etc.
- Lesiones anteriores. Cuando una persona ya ha sufrido de esguinces en el pasado, tiene más posibilidades volver a tenerla en el futuro.
- Calzados poco adecuados a la actividad que se realiza o que no se ajustan al pie, pueden causas accidentes que produzcan un esguince.
- Mala alimentación y sedentarismo. Una persona que no tenga una alimentación balanceada tendrá ligamentos débiles que pueden romperse con facilidad; lo mismo sucede si se tiene un estado físico deficiente.
Si no se trata a tiempo el esguince o la persona hace actividades físicas extenuantes justo en medio del tratamiento, puede sufrir de dolores crónicos e inestabilidad en los ligamentos, además de fomentar la aparición de la artritis en la articulación de tobillo.
¿Cómo es el diagnóstico y el tratamiento?
Se realizará un examen físico en donde inspeccionará el estado del pie, tobillo y la parte baja de la pierna;
Normalmente una “bola” alrededor del maleolo (parte lateral del tobillo) con hematoma e incapacidad de apoyar inmediatamente después de la torcedura es síntoma de peor pronostico.
El mecanismo del esguince no sólo afecta al estado del ligamento, se provoca una subluxación de las articulaciones del tobillo. El inconveniente del tratamiento convencional, basado en la inmovilización del tobillo con férula blanda, ayuda a la recuperación del ligamento sí, pero perpetúa y cronifica la alteración articular. Dando como resultado una alteración de la mecánica y un tobillo inestable, incapaz de volver a la normalidad.
Presionaramemos suavemente la zona lesionada para encontrar los puntos vulnerables e identificar qué posiciones son las más incomodas y dolorosas. Si sospechamos de una lesión más grave, se pedirán varias pruebas tales como radiografías o resonancia magnética.
Una vez hecho el diagnostico, el especialista empezará a mandar el tratamiento, cuyo fin es lograr la reducción y desaparición del dolor e hinchazón y ayudar en la curación y cicatrización del ligamento. Aunque el tratamiento varía según la gravedad del paciente, los tratamientos más comunes son:
- Cuidado personal en los primeros 3 días
- Descanso y cese de las actividades físicas extenuantes.
- Colocación de compresas de hielo durante al menos 20 minutos.
- Comprensión a través de una banda elástica que mantenga firme el tobillo y reduzca la inflamación.
- Levantar las piernas por encima del corazón.
- Antiinflamatorios como la cúrcuma, árnica, harpagofito, ulmaria o sauce pueden ayudar a controlar la inflamación y medicamentos antiinflamatorios como el ibuprofeno, el paracetamol, etc. Estos se usan para reducir el dolor y la hinchazón.
- Dispositivos externos que ayudan a disminuir la tensión del tobillo cuando se camina.
- Devolver la movilidad normal a las diferentes articulaciones implicadas, reducir la tensión muscular inapropiada producida por el accidente, procurar la cicatrización normal de los ligamentos y por último tendremos que trabajar la propiocepción del pie.
- Cirugía.
- Esta es la última opción cuando todo lo demás falla. Normalmente ocurre cuando el grado de dolor y daño del paciente es demasiado grande; también cuando la lesión no se curó bien o sigue inestable. Se puede usar para reconstruir un ligamento y reparar el tejido dañado.