La osteopatía como solución para los cólicos del lactante
Cada vez más padres y madres acuden y ponen su confianza en un osteópata, para intentar solucionar o cuanto menos aliviar el tan temido cólico del lactante de sus hijos recién nacidos o con unos meses de vida.
Sólo aquellos progenitores que han sufrido la desesperación de oír llorar un día tras otro y una hora tras otra (y que suele provocarnos noches enteras sin dormir) a su bebé, sin nada que le calme y sólo con un diagnóstico genérico hecho por exclusión de otras patologías, se verán identificados con lo que contamos en éste artículo.
Voy a contar un caso cualquiera, para introduciros en el mundo del cólico, intentando no aburriros en exceso.
Tras un parto normal, con una pequeña ayuda instrumental con palas, nace Claudia. Todo va bien hasta que cumple 12 días cuando empieza a mostrarse más irritada, duerme algo menos, le cuesta engancharse del pecho izquierdo y no tolera estar con nadie que no sea su madre.
El primer episodio lo tiene a los 13 días. A eso de las 20:30, un rato después de la última toma, comienza a llorar de forma desesperada. Es un lloro nuevo para los padres. Intenso, agudo, penetrante, desgarrador, acompañado de pequeñas sacudidas y contracciones de las piernecitas y que a diferencia de los anteriores lloros no se calma con el pecho ni con el contacto con la madre. Son las 22:30 y Claudia sigue inmersa en un lloro continuo del que nadie la puede sacar. Pero no hay que preocuparse, ¡Han venido refuerzos! la abuela materna pone orden dando su opinión sobre la vestimenta de Claudia. Esta niña está muy abrigada y además tiene sed ¿no le habéis dado agua? Tras darle agua y quitarle ropa Claudia sigue a lo suyo llora que te llora y es entonces cuando la abuela piensa que sólo puede ser que la niña tiene hambre.
– ¡Esta niña se está muriendo de hambre!, tienes que darle un biberón de leche de farmacia.
El padre sale corriendo a comprar una de las mil leches para recién nacidos que hay. Tras comprar leche y biberón llega a casa rozando la medianoche, donde empieza la segunda batalla; que Claudia quiera coger el biberón.
A eso de la 01:30, y sin haber probado bocado, exhausta cae rendida y no se despierta hasta que los padres la despiertan a las 7:00 para darle una toma.
Por la mañana acuden al pediatra contando lo sucedido y tras una evaluación inicial determina que la niña está sana y que es posible que se trate de cólicos. Les dice que a priori no se puede hacer nada y que si continuara igual volvieran a acudir para una nueva evaluación.
10 días después, 7 noches sin dormir, 30 consejos de familiares y amigos, 2 visitas más al pediatra y 3 remedios de farmacia entre medias, Claudia sigue aparentemente sin variación en sus síntomas.
Es entonces cuando la madre de Claudia recibe a una compañera de trabajo y tras contarle la situación le comenta que a su hermano le pasó algo similar y un osteópata especialista en bebes y niños en apenas un par de sesiones se lo quitó.
– ¿Cómo puede ser eso? Y si es así, tan rápido ¿por qué nadie me ha dicho nada antes?
Tras las dudas iniciales la mamá de Claudia se pone a investigar en Internet qué es eso de la osteopatía y cómo puede ayudar a Claudia. Al día siguiente llama a su amiga para pedirle el teléfono del osteópata que ayudó a su sobrino y esa misma tarde recibimos la llamada de auxilio de Claudia y de su mamá.
El diagnóstico osteopático
Tras contarle por teléfono en qué consiste el tratamiento y explicarle que no tiene ningún efecto secundario, que no es nada invasivo y que es un tratamiento especialmente suave e indoloro al tratarse de un bebé, decide coger cita para conocernos.
Al tratarse de una “urgencia familiar” le damos cita lo antes posible. En el primer contacto al realizarla la historia clínica y exploración pertinentes, parece una niña sana sin nada que nos llame la atención. No presenta ninguna alteración funcional, sus articulaciones se muestran normales, reflejos conservados, tamaño y forma de la cabeza normal, salvo por una ligera plagiocefalia (es un tipo de deformidad del cráneo) que al no ser muy llamativa ha pasado desapercibida en sus exploraciones anteriores. La observamos mientras mama y deglute correctamente pero observamos que no está cómoda mamando del pecho izquierdo. A la exploración abdominal, bajo el prisma pediátrico, todo estaría dentro de la normalidad pero al “tacto sutil” apreciamos una inercia en el tejido de carácter ascendente a la altura del estómago (son tensiones y movimientos propios de los tejidos) y de la segunda porción del duodeno.
En definitiva, la pequeña deformación craneal, que aunque no es considerada patológica desde el punto de vista pediátrico, sí genera una alteración funcional en la mecánica de la sincondrosis esfenobasilar (es una articulación de los huesos del cráneo) generando también un pequeño arrastre del hueso occipital. Ésta situación origina una leve compresión de uno de los nervios que sale del cráneo, nervio vago, provocando una situación de estrés a nivel del sistema digestivo que acompañado de las tensiones ascendentes altera la función digestiva general dando en este caso los ya conocidos cólicos del lactante.
El tratamiento osteopático
En el caso de Claudia bastó con liberar la base del occipital con terapia craneal y estimular el tejido abdominal para regular las tensiones internas. Un tratamiento que apenas duró 20 minutos.
Al día siguiente recibimos una llamada de la mamá de Claudia diciéndonos que la niña había pasado una noche “normal” sin un llanto y que parecía otra niña.
Esa semana tuvo una pequeña recaída a los 4 días. Volvimos a verla y una tercera cita al mes para terminar de corregir la deformación craneal.
Claudia no volvió a tener cólicos, expulsaba mejor los gases y volvió a mamar del pecho izquierdo sin ningún problema.