Comencemos por lo primero… La epicondilitis, bien conocida como codo de tenista, se presenta con frecuencia en personas que realizan actividades de alto desempeño, cuyos movimientos son reiterados o repetitivos. Sobre todo, ocurre en panoramas deportivos o laborales.
Sintomatología de la epicondilitis
Es una tendinopatía, que afecta la región del epicóndilo lateral, perjudicando los músculos extensores del antebrazo. Entre sus consecuencias, encontramos la pérdida de fuerza en la mano del segmento afectado, dolor en la cara lateral del codo irradiado al antebrazo y, ocasionalmente, discapacidad.
Es decir, si no podemos hacer ningún tipo de movimiento con nuestros brazos, sin que nos duela tal como una engorrosa espinita, muchas de las actividades que realizamos durante el día a día se verían afectadas.
Duración y tratamiento
La duración sintomatológica de la epicondilitis tiende a extenderse durante 6 meses o más y su diagnóstico es de característica netamente clínica.
Una exploración más extensa, solo se haría para descartar el diagnóstico diferencial, es decir, alguna otra patología asociada.
En cuanto al tratamiento, pues tiende a ser siempre el más conservador, precisando de una terapia combinada. Mientras menos invasiva mejor, por lo tanto, se utilizan antiinflamatorios no esteroideos, modificaciones posturales y una banda especial para casos de epicondilitis.
En casos un poco más extremos se utilizan infiltraciones locales con corticoides. Cabe destacar que el tratamiento quirúrgico de la epicondilitis solo es apreciable cuando aún después de un año de tratamiento conservador, la persona sigue agobiada con el dolor, así sea en actividades cotidianas.
“Epicondilitis o codo de tenista”
La jocosa denominación de codo de tenista, fue descrito en 1883, por algunos jugadores de tenis. Pese a ello, en la actualidad es una condición que afecta mayormente a personas que no necesariamente juegan tenis. De hecho la mayoría de pacientes que atendemos en consulta son personas que se dedican a la limpieza y cuidado del hogar.
Tan solo el 5% de pacientes que son tratados por epiconditis, son practicantes de tenis. Desde 1883 se han modificado las técnicas para golpear la pelota, además antes de cada juego, los participantes deben calentar correctamente para evitar cualquier tipo de lesión.
Otras actividades que han sido asociadas con el desarrollo de esta patología son la pesca de mosca, el levantamiento de pesas y, por supuesto, el golf.
Pronóstico
Su pronóstico es alentador, sin embargo su tratamiento resulta tenue, tardando entre 3 y 6 meses en dar solución a la afección.
Durante el proceso de sanación, el paciente recibe educación para que concientice en relación a su estado de salud, de esa manera se hace más sencillo un cambio de hábitos, como la modificación de su situación ocupacional o ejercicios de fisioterapia, por dar algunos ejemplos.
Epidemiología
La epicondilitis es una de las enfermedades de codo más frecuentes, incluso más que la epitrocleítis, o lo que comúnmente conocemos como codo de golfista. La incidencia de la epiconditis en hombres y mujeres es del mismo valor, aunque en el tenis afecta más a hombres que a mujeres.
Su desarrollo ocurre de forma bimodal, es decir que se observa desde distintas perspectivas cronológicas.
En tal sentido, existe una parte de la población que empieza a padecer dolencias a una corta edad, característica común en profesionales del deporte, debido a las altas exigencias de su oficio. Esto ocurre específicamente durante la tercera década de su vida, aunque varía según la persona.
Ahora, el otro grupo puede padecer la epicondilitis después de los 40 años de edad. Estos casos se ven estimulados por conductas laborales o sintomatologías crónicas.
En 1997 Bernard, luego de revisar 19 estudios epidemiológicos, concluyo que existe una relación directa entre el trabajo de fuerza, los ambientes extremos (frio/calor), el trabajo manual repetitivo y la epicondilitis. Actualmente, la enfermedad se observa con recurrencia en charcuteros, mecánicos, peluqueras o carniceros.
Investigaciones demuestran cómo en Madrid, las personas que mayormente son afectadas por epicondilitis tienen oficios de cocineros, auxiliares de enfermería o realizan labores de limpieza. A ésta, se le suman otras tendinopatías en la extremidad superior, afectando los hombros o la muñeca.
Anatomía patológica de la epicondilitis
La epicondilitis, como su mismo nombre lo indica, está relacionada con un proceso netamente inflamatorio, al menos en teoría.
Sin embargo, la inflamación solamente ocurre durante los estadios iniciales de la enfermedad, desarrollándose a futuro como una tendinopatía, es decir una enfermedad eminentemente degenerativa.
En toda tendinopatía crónica, se observan cambios degenerativos, por lo tanto disminuyen las capacidades motoras a largo plazo.
Es por ello que en la actualidad, se prefiere utilizar más el termino tendinosis, para referirse a una degeneración del tejido de colágeno debido a la edad, microtraumatismos o compromiso vascular.
Fue en 1979 cuando Nirschl publicó un informe en donde especificaba cuales eran las alteraciones patológicas en el ECRB (epicondilitis lateral). Denominó a su hallazgo como ‘hiperplasia angiofibroblástica’ expresión que después de un tiempo fue cambiada a ‘tendinosis angiofibroblástica’.
Las características que identificaban dicho descubrimiento era un tejido desorganizado, formaciones de colágeno y fibroblastos inmaduros, además de no contar con células antiinflamatorias.
En un tejido normal, las cosas son un poco distintas. Primeramente, el tejido es blanco, organizado paralelamente y posee un tono brillante.
Ahora, en la tendinosis crónica el tejido observado es gris y ocasionalmente edematoso. Además, el tendón se aprecia de forma hipercelular, microfragmentado y en consecuencia, degenerado.
¿Dónde ingresa el tejido angiofibroblástico? Pues resulta que puede ocasionar infiltración de células inflamatorias agudas, debido a que busca la forma de introducirse dentro de las fibras tendinosas sanas.
Clínica
La sintomatología principal en los pacientes que sufren de epicondilitis es el dolor en el antebrazo, el cual siempre inicia como un dolor mecánicamente tenue y a medida que se van desarrollando los cambios morfológicos, la incomodidad se transforma.
O sea, en ocasiones el afectado puede tener dificultad para tomar objetos o puede sentir como pierde fuerza funcional en la mano.
En la evaluación de una persona que sufra de epicondilitis, se debe agregar un examen de hombro y otro de columna cervical, debido a que el diagnóstico diferencial podría identificar otros procesos que también causan dolor o incomodidad en el codo.
Para el diagnóstico clínico de epicondilitis, el examen físico, se deben encontrar los siguientes hallazgos:
1 – Sentir dolor sobre el epicóndilo lateral y en las adyacencias musculares de los extensores del antebrazo. La molestia se exacerba con movimientos repetitivos de muñeca.
2- El dolor se reproduce en la zona del epicóndilo lateral cuando se realiza la extensión contraresistida de la muñeca, ya sea que estemos partiendo desde la posición natural de la muñeca, o desde su flexión máxima.
Luego, se debe realizar un examen físico del codo para descartar cualquier otra enfermedad o afección relacionada con la epicondilitis.