Durante el parto el periné femenino sufre una presión y tensión extremas. Se trata de una experiencia que aun siendo de corta duración, puede dejar huellas y secuelas importantes.
El periné puede sufrir traumatismos durante el parto, dependerá:
- del número de partos
- del peso del bebé al nacer, pero depende esencialmente
- del modo en que el bebé sale. Al salir muy rápido, muchos pujos con la inspiración bloqueada, no utilizar el reflejo de expulsión o si se ejerce presión manual sobre el útero.
Estos factores si además se acumulan pueden impedir la dilatación del periné y ser el origen de desgarros y hundimientos.
Se pueden lesionar diversas estructuras anatómicas (como los ligamentos redondos del útero, ya de por sí sometidos a estiramiento durante el embarazo) y generar adherencias entre diferentes planos, dando lugar a diferentes patologías de la pelvis menor. Las más frecuentes son patologías de continencia, se refieren a la incapacidad de retener la orina o las heces o, al contrario, de la retención exagerada.
Y los prolapsos que se refieren a la estabilidad de las vísceras de la pelvis menor, que a veces pierden su ubicación inicial dirigiéndose hacia los orificios.
Posibles patologías tras el parto:
- la incontinencia urinaria
- la incontinencia urinaria de esfuerzo
- incontinencia por inestabilidad de la vejiga
- la retención de orina
- laxitud de la vulva
- el vaginismo
- la incontinencia fecal
- el estreñimiento terminal
- los prolapsos
- las hemorroides