Los esguinces se suelen desencadenar por un movimiento forzado más allá de los límites fisiológicos articulares.
Los ligamentos tienen una doble función articular:
Trabajan junto a la cápsula articular, los tendones y los músculos peri articulares. Cuando se produce un esguince es vital conocer en qué medida se han afectado estas estructuras y cómo éstas a su vez puedan estar perpetuando la lesión.
Un esguince agudo donde no se resuelvan correctamente las disfunciones de las estructuras implicadas, generará un esguince de carácter crónico con tendencia a la inestabilidad y a las recidivas.
Sus lesiones más frecuentes se deben a estiramientos bruscos y torsiones en las prácticas deportivas, accidentes de tráfico o por traumatismo violento, provocándo distensiones, roturas parciales o roturas totales, tras las cuales pierden parte de elasticidad y sensibilidad propioceptiva siendo más frágiles a nuevas distensiones.
Los esguinces más comunes son el esguince de tobillo, los esguinces cervicales y la lesión de ligamentos laterales y cruzados de la rodilla.
Habrá de realizarse una exploración general y global de la persona. ¡Nunca limitándonos al ligamento dañado!
El objetivo global es analizar y corregir aquellas disfunciones que predispongan o desencadenen la inestabilidad articular local.
A nivel local el objetivo es estabilizar la articulación corrigiendo las disfunciones de movilidad y estimular la regeneración del ligamento.
Osteopatía estructural